En el árido corazón sanjuanino, donde el sol manda y la lluvia escasea, la vegetación ha aprendido a resistir. Y es justamente en ese paisaje resiliente que Grupo Calidra decidió plantar una semilla de cambio: inauguró su primer vivero de flora nativa en Argentina, un proyecto que apunta no solo a restaurar lo que fue intervenido por la industria, sino también a fortalecer el vínculo con las comunidades y cuidar el patrimonio natural.
Con especies como algarrobos, acacias, jarillas, cactáceas y retamos, este vivero (ubicado a 7 km de la planta de La Laja) ya comenzó a producir vida adaptada al entorno sanjuanino. El objetivo es claro: reforestar con las mismas plantas que crecen en la zona, respetando su genética y conservando el equilibrio del ecosistema.
"Recolectamos semillas en las áreas donde después se harán las reforestaciones. Así mantenemos la identidad de cada especie", explica Andrea Muñoz, bióloga y Coordinadora de Medio Ambiente de Grupo Calidra Cono Sur, quien impulsa el proyecto junto al equipo de Desarrollo Sustentable de la empresa.
El vivero ocupa 2.000 m2, tiene una nave principal de 400 m2 y una capacidad actual de 18.000 plantas, con posibilidad de escalar a 25.000. Entre sus especies estrella están el algarrobo blanco y chileno (que ayudan a fijar nitrógeno en el suelo), la emblemática jarilla, y diversas cactáceas que se reproducen fácilmente por esquejes.
Pero más allá de lo técnico, hay una apuesta social: abrir las puertas del vivero a la comunidad. Escuelas, ONG, vecinos e instituciones son parte clave del proyecto. “Queremos que los chicos y chicas conozcan su tierra, aprendan a valorarla y entiendan que cuidar lo nuestro no es tan difícil”, dice Renzo Muñoz, otro de los biólogos del equipo.
La mayoría de las plantas que crecen en el vivero serán destinadas a reforestar zonas cercanas a las plantas de Calidra en La Laja, Villicum, Los Berros y Padre Bueno. “Ya estamos monitoreando cómo interactúan estas especies entre sí para replicar ecosistemas completos, no solo plantar árboles sueltos”, explica Renzo.
Este vivero se enmarca dentro de un plan más ambicioso de Calidra, que busca ser carbono neutral para 2050. Parte de esa estrategia incluye el uso de subproductos del proceso industrial como sustratos para las plantas, en un claro ejemplo de economía circular. “Estamos experimentando con mezclas de desechos caleros, turba y compost para enriquecer nuestros suelos”, cuenta Andrea.
Nacido en medio del desierto sanjuanino, el vivero es hoy una herramienta concreta para restaurar lo alterado, generar valor ambiental y crear un puente con la comunidad. Su desarrollo apunta a dejar una huella positiva y a convertirse en un modelo replicable en otras regiones, con un enfoque que une sostenibilidad, conocimiento local y trabajo compartido.
Calidra planta futuro: inaugura (en San Juan) su primer vivero de especies nativas en Argentina
El proyecto busca restaurar zonas intervenidas, preservar el ecosistema local y fortalecer el vínculo con la comunidad, a través de la producción de especies autóctonas como algarrobos, jarillas y cactáceas. La iniciativa forma parte de la estrategia sustentable de la empresa y se proyecta como modelo para otras regiones del país y del Cono Sur.