El Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones Mineras (IPEEM) definió la adjudicación de dos áreas estratégicas en Iglesia y Calingasta, y los beneficiados fueron dos actores de peso en el negocio del cobre: Compañía Minera Aguilar, del empresario mendocino José Luis Manzano, y la sociedad ligada al megaproyecto Los Azules.
Las adjudicaciones se resolvieron tras casi ocho meses de la licitación, en la que se ofrecieron seis bloques en concurso público. En esta ocasión, el organismo dependiente del Ministerio de Minería otorgó el Área 10 “Girasol”, ubicada en Iglesia, y el Área 13 “Marisa I”, en Calingasta. Ambos sectores son reconocidos por su potencial en cobre, el mineral que hoy concentra la mayor expectativa de inversiones en la provincia.
Con la adjudicación de Girasol, Compañía Minera Aguilar suma su cuarta área de exploración en San Juan. El grupo que lidera José Luis Manzano ya había obtenido en 2024 tres zonas en el mismo departamento: Amarillos, Chez 6 y la concesión Anahí - Pía. Esta última, próxima a la frontera con Chile, demandará obras de infraestructura vial para facilitar el acceso.
La estrategia del grupo Integra Capital, al que pertenece Aguilar, apunta a diversificar su presencia en minerales críticos como cobre, litio, tierras raras, plata y zinc. Según adelantaron desde la compañía, están próximos a conseguir la Declaración de Impacto Ambiental en las áreas adjudicadas previamente, con la intención de comenzar tareas de exploración en la campaña de verano.
El segundo bloque adjudicado, Marisa I, quedó en manos de Andes Corporación Minera S.A., una firma que reúne a McEwen Copper, Los Azules Mining S.A. y San Juan Mining S.A. En la práctica, se trata de una extensión del proyecto Los Azules, considerado uno de los diez yacimientos de cobre más importantes del mundo.
La minera canadiense McEwen Copper, principal accionista del proyecto, cuenta con socios internacionales de peso: Stellantis y Nuton (subsidiaria de Río Tinto). Con Declaración de Impacto Ambiental aprobada, Los Azules ya está en una etapa avanzada, enfocada en conseguir inversores para iniciar la construcción.
El plan productivo proyecta 27 años de vida útil, con un promedio anual de 322 millones de libras de cobre. La mitad de esa producción estaría destinada a abastecer a la industria argentina, lo que lo convierte en un proyecto clave para la transición energética y el desarrollo minero nacional.
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