American Bar: de repartir en moto a construir una marca sanjuanina que no deja de crecer

Luis Alessi, fundador de American Bar junto a su hermana Alejandra, inauguraron recientemente su tercera sucursal en la unión de calles Mendoza y Mitre, una esquina emblemática de San Juan. Pero llegar hasta este punto no fue casualidad. Su historia está marcada por el esfuerzo, las ganas de innovar y la visión de convertir un pequeño proyecto en una empresa con tres grandes bloques: vinotecas con atención al público, distribución mayorista y servicio de bebidas para eventos.

“Yo empecé a los 19 años, repartiendo bebidas en moto para una distribuidora de Mendoza. Eran otros tiempos, y los productos como ron o whisky no se consumían mucho acá en San Juan”, cuenta Luis. Al notar que los caterings locales no usaban estas bebidas, junto a un amigo, se les ocurrió crear un servicio que ofreciera este tipo de tragos. Así nació la idea de una barra móvil: un concepto novedoso para la época que permitía llevar coctelería a casamientos y eventos.

“En ese entonces no había barras en los eventos, los mismos caterings servían lo que sobraba de la cena. Nosotros le dimos un toque distinto, con tragos bien hechos y un servicio más profesional”, recuerda.

Alejandra, licenciada en Comercio Exterior, se unió al proyecto poco después. “Con mi hermana teníamos una gran relación, así que la convencí para que trabajara conmigo. Hoy es mi socia, y juntos nos complementamos muy bien: ella maneja la parte financiera y yo me enfoco en los nuevos proyectos”, cuenta Luis.

Como muchas empresas, American Bar enfrentó momentos duros durante la pandemia. Con los eventos suspendidos y sin ingresos por las barras móviles, tuvieron que reinventarse. “Ale me insistía con vender bebidas online, pero yo no quería competir con los clientes de la distribuidora. Cuando no nos quedó otra, lanzamos una página web y llegamos a tener más de 140 pedidos por día”, relata Alessi.

Aunque la venta online fue una solución temporal, la experiencia los motivó a abrir su primera vinoteca en Avenida Libertador. Este fue el punto de partida para lo que hoy son tres locales, cada uno con un enfoque claro: ofrecer una experiencia diferente y de calidad al consumidor.

La reciente apertura de la nueva sucursal en el centro, representa un nuevo paso en la evolución de la marca. Esta sede no solo funciona como tienda de vinos, sino que también ofrece un wine bar donde los clientes pueden disfrutar de vinos por copa, en un espacio pensado para vivir una experiencia única. Además, cuenta con una sala de reuniones y degustaciones, ideal para encuentros con proveedores o catas privadas, buscando posicionarse como un punto de referencia para amantes del vino y turistas.

Sobre el futuro, Luis es optimista: “Queremos estabilizar las nuevas sucursales y seguir creciendo, siempre adaptándonos a los cambios del país. Con Alejandra compartimos la misma visión: dar lo mejor y hacer que American Bar sea una marca que todos reconozcan”.